Pero resultó que no iba a subir solo! Comienzo a andar sobre las 8:30 desde el refugio, y un amigable perro (creo que era un Jinco Coreano) comienza a seguir desde el comienzo, y hasta la misma cima de Bisaurín. Mas tarde me enteré que se trataba del perro del refugio.
Vamos, que el tiempo se pone regio (el marisco al mejor precio). Ahí dudo de seguir, pero como la predicción auguraba un buen día soleado me animo y continúo.
Abriendo huella la subida me cuesta 3h15 más o menos.
La bajada una auténtica gozada. Una nieve exquisita, hasta que llego al valle, donde se combierte en un granizado insípido, que me hace tirar de cuña para no caerme. Empiezo a ver subir a gente, a mi entender un poco tarde. Tambien me encuentro con Joaquín, un viejo amigo.
Como resultado obtengo una actividad que recompensa cualquier madrugón.
Un saludo
0 comentarios:
Publicar un comentario