martes, 3 de septiembre de 2013

Espolón Frendo a l'Aguille du Midi, o porqué no subestimar a la montaña


Principios de agosto. Me reúno con mi compañero de cordada y amigo Jorge en algún lugar de Hispania ('tierra abundante en conejos'). Hacemos acopio de material, víveres y reseñas e iniciamos el largo trayecto en coche, dirección Chamonix (Galia). Nos cuesta unas cuantas horas. Dormimos de camino en algún área de servicio y al día siguiente llegamos a nuestro destino.

Nos acercamos a la casa de la montaña y confirmamos el buen pronóstico de tiempo, así como la certeza de que el Espolón Frendo se ha escalado recientemente. Organizamos material necesario para la escalada que tenemos pensada, compuesto por friends, anillos cosidos, piolets, un par de tornillos, comida y agua suficiente.


Cogemos el teleférico de l'Aguille du Midi y nos bajamos en Plan d'aguille, dispuestos a hacer noche cerca del glaciar (relativamente cerca, sin arriesgarnos a posibles desprendimientos de los seracs).

Encontramos de camino un vivac decente antes de la zona peligrosa, cenamos pronto y nos acostamos, durmiendo poco, pero descansando unas pocas horas necesarias.

Suena el despertador a las 3 y algo, desayunamos y nos ponemos en marcha, pronto nos ponemos los grampones y cruzamos un glaciar en dirección a la vira de entrada de la vía. Es de noche y hay unas grietas enormes que dan respeto. En la foto el inicio de la vía, un poco húmedo pero que resulta sencillo con botas.

Posteriormente va ganando pendiente las fisuras que seguimos, tuerce el itinerario a nuestra derecha, donde encontramos 5 m de cuerda fija, amarrada a un bloque en un tramo vertical. Jorge toma el relevo en ese tramo, donde al parecer debe haber varias opciones posibles. Sale hacia la izquierda y le sigo a ensamble.

Continúa unos cuantos metros y monta reunión. Entre tanto bloque y tanta fisura resulta sencillo hacer tal tarea. Continúo yo hacia la derecha y luego recto por una zona fácil pero rota.

Después de esta zona rota tuerzo a la izquierda y monto una reunión. Continúa Jorge, y así todo el rato (la verdad no recuerdo mucho esa zona), ensamble, fácil, muy intuitivo pero muchas opciones. 
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Posteriormente llegamos a un diedro. Lo atacamos a su izquierda. Pensamos que debe ser el diedro de la reseña, pero no hemos destrepado ningún gendarme. Me calzo los gatos por si a caso.



Jorge destrepa el gendarme al cabo de bastantes metros, y nos damos cuenta de que estamos bastante más abajo de la reseña de lo que pensabamos. Bajón moral considerable, ya que nos vamos notando más cansados.


Antes de empezar la fisura a la izquierda del diedro. En realidad no encontramos clavos, así que resulta más tedioso de lo que esperábamos, por una zona muy vertical y con líquenes. Jorge pasa en artificial, y yo, pues prácticamente también. Maldita mochila, cómo me dificulta las cosas.


Seguimos a ensamble los metros restantes, que no son pocos. Último tramo vertical de roca, hace falta pasar una zona desplomada, franqueándola por la derecha, ayudado por algún clavo. (4º grado? por los co**ones)


Se esquivan los tramos verticales por la izquierda y llegamos a la nieve. Ya nos ha alcanzado la niebla, por tanto no vemos donde acaba la vía o cuanto nos queda. Nos volvemos a poner botas y grampones y ya sin fuerzas comenzamos la arista de nieve. ¿Cómo estará el hielo de arriba? No quiero ni imaginarlo...Habrá que pasar como sea, ya son las 5 y pico de la tarde y estamos agotados y casi sin agua.



Sacamos fuerzas de flaqueza, y con un hielo/nieve muy precario y mal protegido encaramos el último tramo. Jorge lidera la cordada. Tío, siempre te lo agradeceré, pues no me veía capaz en aquel momento. El mareo generado por el cansancio mina nuestras fuerzas. Pero hace falta concentración. Aquí no valen los fallos. Evidentemente no me pongo a hacer fotos en ese momento. Tenemos que salir por arriba antes de que anochezca.
Pasamos el tramo final de hielo, prácticamente vertical en algún punto, escalando lo que ya habíamos hecho en invierno, pero con seguros muy lejos y a ensamble. Mis gemelos arden y me gritan. No les escucho. Mis grampones han de arañar el hielo y la nieve y estabilizarse a cada paso, para no parar y permitir a mi compañero el seguir subiendo.
Ya hemos franqueado el último tramo rocoso bañado en nieve. Sólo queda una corta pala de nieve. Mis ojos se extasían al ver el cielo en frente. Por fin llegamos a la cima. 15 horas de actividad. Más de las estimadas, pero bueno...

Las vistas son alucinantes, y llegado a ese punto sabes que has escalado ese gran espolón. No me quedan barritas energéticas ni una pizca de glucógeno en los músculos. Ni nada más para sentirme realizado en el día de hoy.
Hemos perdido el último teleférico de bajada, así que vamos al hotel de cósmicos, donde nos sirven una sopa de sobre y nos ofrecen un lecho caliente, por un precio desmesurado. Pero me da igual, hemos completado nuestro objetivo.
Mi conclusión es que hay que entrenar más, y que nunca debes subestimar a la montaña, por que es más grande y poderosa que tú y tus piolets.
Un saludo! ;)





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domingo, 1 de septiembre de 2013

Segunda participación en la corsa de los 15 pobles

Hace una semana que corrí la carrera esta que ya había corrido hace 4 años, una media maratón de montaña(21 km) con 1.300 m de desnivel positivo y 1.200 m de negativo.

La corrí con molestias en el gemelo derecho que me molestaron sobre todo en la parte final de la carrera, también me dí 3 leches como 3 panes, besando suelo, que me dejaron la rodilla izquierda tocada. Vamos que casi llego a meta arrastrándome cual reptil.

Llegando a la meta como pude,


Al final, pese a los problemas, pude llegar a meta en el puesto 16 de unos 150 corredores con un tiempo de: 02:13:57 a 06:23 el min/km

Acabando el calentamiento y llegando al punto de salida,


la carrera,

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